Publicado por: ASTURmatr
9 de noviembre de 2015
He remodelado el salón y desde el principio tuve claro que necesitaba una gran librería. No era justo para mis colecciones de libros, tebeos y figuras estar postradas al ostracismo dentro de oscuros armarios. Así que las últimas dos semanas las he pasado colocando y moviendo libros para luego sacarlo todo y empezar de cero.
Pero claro, pasó lo que tenía que pasar. Aunque es mucho más grande de lo que me esperaba en un principio, me he quedado ya sin sitio. Así que toca decidir qué se queda y qué se va. Tenía muy claro que la pequeña parte central se quedaba para películas, pero ha sido la primera zona en llenarse. Y se han quedado infinidad de DVD (los Blu-Ray son más apañados para guardar) en el tintero.
A eso hay que sumarle los libros y los cómics que, con la moda de los integrales, son un quebradero de cabeza. Especialmente las colecciones de integrales de la BD franco-belga que, aunque ahora tengo pocos, muchos llegarán a alcanzar los 15 tomos. Algunas seguro que los sobrepasan.
Así que aquí estoy, mareando la perdiz sobre qué debe primar en mi librería, clásicos de la literatura, clásicos del tebeo o clásicos del cine.
Finalmente no me queda más remedio que hacer un pequeño batiburrillo en el que sale perdiendo la literatura tradicional. No me malinterpretéis, es que no puedo dejarme llevar por el "qué bien quedan estas colecciones de clásicos; cómo visten", sino que tiene que primar la funcionalidad. Y a día de hoy, aunque compro más libros que antes, lo leo todo en digital. Así que el mayor hueco tengo que dedicarlo a los tebeos, que ésos sí que los leo en papel.
En un par de estantes se apretujan libros a granel y colecciones de películas de aquellos clásicos que venían con los periódicos. Lo siento por Don Vito Corleone y su grueso tomo que tiene que vivir sepultado entre dos libros de cuentos de Emilia Pardo Bazán, El Color de la Magia, una preciosa edición de Tiburón que me encontré en una caseta de donantes de libros y un buen puñado de clásicos en ediciones baratas.
Bueno, y luego están las figuras. Que ésas siempre encuentran su sitio.