Publicado por: ASTURmatr
18 de julio de 2016
Hay una semana al año (realmente son cuatro cortos días, pero pensar en una semana completa hace que todo parezca mayor) en la que todo se aparca. Se dejan a un lado las figuras, las series, los videojuegos (sí, Pokémon GO, te miro a ti) y uno se pide vacaciones. Es el festival Celsius 232 (El Celsius para los amigos, y somos unos cuantos), que desde su primera edición allá por 2012 se ha convertido en una cita ineludible para los que gozamos de la literatura.
Y digo literatura porque poco importa que esté centrado en el terror, la fantasía y la ciencia ficción. Somos frikis, pero sabemos que las grandes obras no distinguen de géneros. Y puestos a hablar de orgullo, podríamos poner sobre la mesa y en letras bien gordas, la cantidad de genios que han pasado por las charlas en estos años de festival. No los voy a enumerar porque, tristemente, me olvidaré injustamente de más de la mitad.
A lo largo de los años he ido leyendo lo que ha caído en mis manos. Unas veces era fantasía, otras veces género policíaco y otras novela histórica. Quizá es por eso que nunca haya podido conocer ni crecer en torno a los grandes autores que visitan el festival. Pero ¡hey! yo al Celsius voy a aprender.